Las famosas —y las que no lo son tanto— están como locas con el contouring, la técnica de maquillaje que te permite esculpir tus rasgos sin pasar por el quirófano.
En nuestra guía, aprenderás dónde aplicar las luces y las sombras para realzar tus puntos fuertes y disimular las imperfecciones. ¿A qué esperas para ponerla en práctica?
Acentúa las mejillas utilizando un tono oscuro de polvos bronceadores y una brocha de colorete.
Aplica el color con la parte plana de la brocha justo debajo del hueso del pómulo. Para conseguir un trazado perfecto, empieza en el centro de la oreja y dirígete hacia comisura del labio.
Trabaja la zona del contorno de ojos con un poco de bronceador de un color intermedio en la punta de la brocha.
Parte de la mitad del párpado y desliza la brocha hacia arriba.
Marca ahora el óvalo de la cara aplicando un tono medio de polvos bronceadores en los márgenes de la misma.
Distribuye el color por todo el contorno utilizando una brocha de colorete.
El highlighter sirve para realzar los relieves del rostro. Aplícalo en los siguientes puntos: el alto del pómulo, el puente de la nariz, las sienes, el centro de la frente, encima del arco de Cupido, bajo el punto alto de la ceja y en el centro de la barbilla.
Conseguirás un resultado discreto poniendo el iluminador con una brocha de colorete. En cambio, para una aplicación más precisa, opta por una brocha de corrector o incluso por un pincel de sombras.
Con el versátil Multi Stick puedes hacer un contorneado perfecto en menos que canta un gallo. ¡Te sorprenderá lo fácil que es conseguir unos resultados tan profesionales!
Sitúa la punta de los dedos en el centro de la oreja y dibuja con ellos una recta palpando el hueso del pómulo. El contouring debe realizarse justo por debajo de esa línea imaginaria.
Unta la yema del índice con la fórmula del Multi Stick y aplícala a lo largo de la zona antes definida.
A continuación, difumina suavemente el trazo con una brocha de maquillaje hasta transformarlo en una sutil sombra.
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