¿Rostro fresco y descansado de un plumazo? ¡El colorete es la respuesta!
Unas pocas pinceladas sobre las mejillas y el efecto es inmediato: una cara visiblemente más alegre y rejuvenecida. Además, el colorete te ayuda a definir y a acentuar tus rasgos de una forma muy elegante. ¡Aprende a usarlo!
Para aplicar la fórmula en polvo utiliza una brocha de un tamaño relativamente grande. Recoge los pigmentos de la cápsula y retira el exceso danto unos golpecitos en el dorso de la mano. Coloca la brocha sobre el hueso del pómulo y deslízala hacia el nacimiento del pelo, para que la intensidad del colorete se vaya atenuando del centro hacia afuera.
Lleva cuidado de no sobrepasar la línea que une la comisura del labio y el ojo, ya que esto haría que tu rostro pareciera muy ancho.
Extiende el colorete diagonalmente, partiendo de debajo de los huesos de las mejillas y yendo hacia las sienes. Con ello conseguirás estrechar y estilizar la redondez de los rasgos.
En los rostros corazón puedes añadir, si quieres, un leve toquecito de colorete en la punta de la barbilla.
